El cobre en la arquitectura contemporánea: belleza atemporal con una superficie viva y respetuosa con el medio ambiente

Manuel Polls
Caminando por los barrios antiguos de las ciudades europeas se pueden admirar multitud de ejemplos de edificios históricos, palacios e iglesias con revestimientos y canalones de cobre de color verde patinado y varios siglos de antigüedad. El cobre ha fascinado siempre a las personas y arquitectos por su elegancia visual.

Efectivamente el cobre ha jugado un papel en la arquitectura de nuestra civilización durante miles de años. También en África y Asia: Por ejemplo, en el antiguo Egipto, las puertas masivas al templo de Amen-Re en Karnak estaban revestidas de cobre. En el siglo III Ac., se instalaron tejas de cobre en la parte superior del templo de Lowa Maha Paya en Sri Lanka.

En el Mediterráneo y por poner un ejemplo de perdurabilidad,  los romanos usaron el cobre como cubierta del techo para el Panteón en el 27 a.C. ¡Y curiosamente dichas placas de cobre fueron utilizadas por Bernini 1500 años después para recubrir los techos de la basílica de San Pero en el Vaticano en Roma!

Las puertas de la iglesia de la Natividad en Belén (siglo VI) están cubiertas con placas de bronce, recortadas en patrones. Los de Santa Sofía en Constantinopla, del siglo VIII y IX, están hechos en bronce. Las puertas de bronce en la catedral de Aquisgrán en Alemania datan de alrededor de 800 dC. Las puertas del baptisterio de bronce en la Catedral de Florencia se completaron en 1423 por Ghiberti. Y el techo de Kronborg, uno de los castillos renacentistas más importantes del norte de Europa que fue inmortalizado como Elsinore Castle en la obra “Hamlet” de Shakespeare, fue instalado en 1585; por cierto que el cobre en dicha torre fue renovado en 2009.

Como vemos el cobre es un metal que forma parte de la historia clásica, pero actualmente tiene un auge espectacular en la arquitectura contemporánea. Durante siglos, el cobre se reservó principalmente para instituciones públicas, como iglesias, edificios gubernamentales y universidades.  Pero hoy en día, el cobre arquitectónico se utiliza en sistemas de techado, tapajuntas y cofias, canales de lluvia y bajantes, juntas de expansión de edificios, revestimientos de paredes, cúpulas, bóvedas y otros elementos de diseño.

Además el cobre ha evolucionado de ser un elemento de diseño exterior, a ambientes de edificios interiores donde está cambiando la forma en que se decoran los interiores comerciales y residenciales.



En el siglo XXI, el uso del cobre continúa evolucionando en el ambiente interior. Sus propiedades antimicrobianas probadas recientemente reducen las cargas bacterianas patógenas en productos tales como barandillas, accesorios de baño, mostradores, etc. Estos productos antimicrobianos a base de cobre ahora se están incorporando a instalaciones públicas (hospitales, instalaciones de transporte público) como en los edificios residenciales debido a los beneficios de salud pública.

La arquitectura contemporánea se beneficia enormemente del cobre, porque utiliza el metal para complementar otros materiales que ya se utilizan en los procesos de construcción – el cobre combina casi de forma espontánea con materiales muy diversos como madera, ladrillo y vidrio. Otra  gran ventaja del cobre es su capacidad de rehacerse, es decir, es sostenible y totalmente reciclable.

Tanto en los techos y en el revestimiento de fachadas, el efecto visual del cobre ha sido considerado durante mucho tiempo un símbolo de elegancia arquitectónica, longevidad y distinción. Además de hermoso, es un metal que presenta unas propiedades que lo destacan entre los otros materiales utilizados en la arquitectura y el diseño, incluyendo maleabilidad, resistencia, durabilidad, versatilidad y variedad de colores.

Ningún otro metal tiene una variación de color tan impresionante como el cobre. A partir de su color rojizo natural, el cobre se vuelve marrón y luego avanza a su tono característico patinado verde, y finalmente grisáceo.


Hay 400 combinaciones de aleaciones de cobre, cada una con una combinación única. Las aleaciones de bronce son hechas de cobre y estaño y fueron las primeras en ser desarrolladas hace cerca de 5.000 años. Fueron tan importantes que el periodo histórico que subsiguió fue designado la Edad de Bronce.

El bronce es el término genérico para una variedad de aleaciones de cobre y zinc con combinaciones de propiedades que incluyen, fuerza, meleabilidad, ductilidad, resistencia al desgaste, dureza, calor, acción antimicrobiana, conductividad eléctrica y térmica, y resistencia a diferentes niveles de corrosión.

Y por supuesto belleza atemporal: ¡El cobre es para siempre!

El cobre se protege a sí mismo desarrollando con el tiempo una pátina que lo hace resistente a las diferentes condiciones atmosféricas con una vida útil que se extiende a varias generaciones.

Al contrario que otros materiales, el cobre no experimenta cambios en sus propiedades con el paso del tiempo, y es resistente a la luz del sol, los rayos UV, el agua y la humedad – estas son las principales razones por las que es tan duradero.

El cobre es un material natural con una superficie viva, que madura de forma elegante y paralelamente con el edificio. El cobre se ajusta perfectamente a las demandas de la arquitectura moderna y es el material arquitectónico contemporáneo por antonomasia.

Las cubiertas, fachadas y canalones de cobre combinan perfectamente con otros materiales de construcción naturales como la madera, la piedra, el vidrio o el ladrillo. ¡Y el cobre conjuga excelentemente con la vegetación vernácula o exótica que se desee introducir en los espacios!

El cobre es el material de moda en la arquitectura moderna.

Es el material preferido por los arquitectos y personas creativas. El uso del cobre está experimentando un período de resurgimiento en la arquitectura contemporánea y las formas en las que se utiliza son muy diversas: desde una casa familiar hasta edificios de formas extraordinarias, aplicaciones tanto de interior como de exterior, planchas tradicionales o estructuras transparentes y creativas.

El resultado es un placer relajante para los cinco sentidos: Color, vibración y acústica, olor, asepsia para el gusto, ¡y por supuesto el tacto del cobre!. Superficies vibrantes, multifacéticas, majestuosas y siempre cambiantes; una amplia gama de colores… Estas características únicas del cobre permiten una gran creatividad a la hora de diseñar edificios y estancias.

El cobre puede reciclarse una y otra vez sin perder sus propiedades o rendimiento. Afortunadamente en la actualidad, la reutilización de materiales es un elemento clave de la industria de la construcción. En este sentido el cobre tiene unas excelentes credenciales: En caso de ser necesaria la demolición o rehabilitación de un edificio, el cobre no se deshecha, como ocurre con muchos otros materiales de construcción, ya que es 100% reciclable.

El cobre reciclado es idéntico al cobre primario, sin importar el número de veces que se haya reutilizado. Hoy en día por ejemplo, el 43% de la demanda de cobre en Europa se cubre con materiales reciclados.

El cobre es un material a la vanguardia de la eco‐construcción

Además el cobre tiene una maleabilidad sumamente amable, permitiendo a los artesanos dar rienda libre a su imaginación para alcanzar las formas deseadas e insólitas.

¡El cobre y sus relatos nos asombrarán siempre!

Destaca al ser un elemento visible, en el uso del cobre en cubiertas y fachadas, pero hoy en día aún más en la decoración de los interiores, que alcanzan bellísimos resultados, asombrosos y sobrios, visualmente muy atractivos y elegantes.

El cobre como material físico de apariencia eterna, cuyos ecos y alegorías emocionales, símbolos, figuras, e imágenes interiores, interactúan sinérgicamente, en favor del equilibrio, revitalización y bienestar de los visitantes de COBRE29 SPA.



Masajes sonoros: la refrescante y muy saludable música del cobre
Manuel Polls